Este video me dejó sin palabras. La prueba realizada es muy simple y directa: le hicieron una serie de preguntas a unos niños mexicanos sobre dos muñecos, uno de piel clara y otro de piel obscura. Es sorprendente lo arraigado que tenemos el racismo, a tal grado, que sin darnos cuenta los niños lo incorporan y los expresan sin censura. La respuesta del último niño me parece increíble, realmente quedó atrapado en la disyuntiva de ser moreno y sin embargo, querer ser como el muñeco blanco, aunque solo se parezca según él, en las orejas (también pudo haber dicho en que tiene dos ojos, boca, nariz, etc.).
Creo que pocos se salvarán, al parecer, México es un pueblo racista y como dicen: el que esté libre de pecado que arroje la primera piedra.
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